lunes, 14 de abril de 2014

Nuestro proyecto editorial.

Nuestro proyecto nos ha llevado a encontrarnos con  una marginalización de la literatura no sólo por la gente que se rehúsa a leer, sino también porque desafortunadamente, la mayoría de los medios de producción literaria provocan que la gente se niegue a leer.

Si bien es cierto que existen países en los cuales el hábito de la lectura es casi tan común como el de comer tres veces al día y diariamente, lo cierto es que eso no ocurre en los países de latino América y ello no sólo obedece a una población inculta y de moral olvidada, sino a un anquilosamiento de los procesos de producción literaria.

Es innegable que el productor sólo puede importar las cosas del reino de la posibilidad utilizando lo que tiene a mano y así, realmente no hay forma de saber si Cervantes hubiera optado por escribir a su ingenioso hidalgo teniendo la posibilidad de mostrarlo con  una cámara de alta definición o si los cientos de metros cúbicos que ahora ocupan los enormes volúmenes de "El Señor de los Anillos" en las bibliotecas de todo el mundo no se verían libres si Tolkien hubiera sido ejecutivo o amigo de un ejecutivo de HBO (y para muestra está "Game of Thrones").

Contrario a lo que sucedía en otros tiempos, los contadores de historias de nuestro tiempo tienen más que un papel y una pluma a su alcance para llegar al público y ya no sólo hay bibliotecas en misteriosos monasterios o juglares y troupés para que el publico pueda conocerlas.

Muchas personas con una calidad intelectual más encumbrada de quien escribe en este blog, pueden pensar que lo anterior es una pena y que el ver cómo "el placer de la lectura" se va disminuyendo con los años es algo poco menor a una tragedia causada invariablemente por la televisión (so caja idiota) el cine y hasta el Internet.

Respetamos las opiniones de tan justas damas y virtuosos varones, pero no podemos compartirlas porque si bien es cierto que el leer puede ser un placer y una llama que enciende el motor del imaginario siempre superior a cualquier efecto especial o truco de ordenador, también es cierto que la lectura es un medio demasiado lento cuando se compara con la alternativa y no todos tendrán razón para soportar tal lentitud. 

Hay quienes disfrutarán de leer  ciento cuarenta y cinco páginas en las que se nos narra con doloroso detalle cada facción, idea, movimiento y hasta genealogía de un personaje que va de su dormitorio hasta la salida del pueblo (estimando un tiempo de lectura de un día), pero ello no implica que se pueda culpar a quien prefiere ver una versión del personaje abandonando el mentado pueblo en una pantalla usando sólo unos minutos.  Si, quizá la persona que vea la pantalla no estará encendiendo su motor imaginario para alcanzar la altura de justas y virtuosos, pero sin querer ofender a nadie, hay que reconocer que el tiempo libre lo es porque ni justos, ni virtuosos, ni templarios ni santas ni endiablados pueden dictar lo que se debe hacer con él.

¿Por qué una persona va a invertir todo su tiempo libre en las disertaciones que un autor lleva a cabo para explicar la forma en que un personaje sale de su pueblo?

¡Porque lo disfruta! Y ¡Albricias que así sea! Pero no todos tienen ese gusto y es que habiendo tantas cosas que hacer en días esplendorosos se podría antojar a desperdicio el abandonarse a los designios de alguien que escribe y si además resulta que termina por no ser de nuestro agrado... ¡Tortura pura!

Pensemos en una persona que se enfrenta a una marejada de libros. ¿Por qué habría de elegir alguno?
Quizá porque hay una recomendación, quizá porque una portada o un título le llamó la atención, quizá porque de leer una sinopsis o incluso algunos párrafos deduce que su contenido habría de gustarle.

El lector potencial decide pasar de la potencia al acto y elige el libro. Para poder darse a la lectura normalmente tendrá que asumir la responsabilidad que llevarlo a casa traerá consigo, a saber: o lo paga (si lo compra) o asume el compromiso de salvaguardarlo y devolverlo en buen estado (si lo toma de una biblioteca pública). El leer usualmente lleva un precio en sí mismo además de la necesidad implícita del tiempo que el lector dedicará a la lectura a menos que el material de lectura sea obsequiado... Y llega a su hueco favorito de lectura y pasan párrafos, pasan hojas, pasan capítulos y resulta que la recomendación mas bien terminó siendo discurso de borracho-marihuano, la portada no tenía nada que ver con el contenido, la sinopsis nunca explico que el autor sería demasiado vulgar o demasiado refinado o demasiado "demasiado" para hacer su oficio y/o; que los párrafos que se pudieron leer antes de la elección del libro eran los únicos que realmente iban a gusto del lector.

Si se pagó un precio por el volumen elegido, dinero tirado a la basura; si se tomó de una biblioteca, se emprenderá el camino de regreso a devolverlo cuidando siempre que no se dañe so-pena de tener que pagarlo y tirar el dinero a la basura.

Veamos el contraste con la televisión: el espectador prende la televisión (ya la tiene, no paga nada, ni adquiere una obligación alguna al encenderla), empieza a ver un programa y si no le gusta lo más que podrá haber invertido son... ¿Qué? ¿dos horas? Y eso en el caso de que el televidente no haya cambiado el canal al momento en que el programa dejo de gustarle y, sufriendo de una extraño caso de disciplina cuasi-castri-traumática, se fajó en su macho para verle el fin.  (¿Es viable decir que un libro nos disgusta en sólo dos horas cuando ya pagamos por él y quizá en las dos horas no hayamos llegado ni a la mitad?).

La inversión en tiempo y dinero que se requiere para disfrutar un programa de televisión es y siempre va a ser menor a la que se invierte en un libro y eso es algo que pocas personas toman en cuenta.  Los virtuosos y las justas podrán gritar, pero leer es una inversión de alto riesgo en la mayoría de los casos.

El lector normalmente no sabe si lo que va a leer le gustará (puede asumirlo, puede estar casi seguro, pero no lo sabe "con certeza") y en ese sentido es francamente desafortunado (por no decir "imbécil") el que se pretenda que haya lectores que además tengan que asumir un cargo (precio y/o obligación) sólo para averiguar si la obra que tienen en las manos les merece más tiempo.

Existen iniciativas como las ferias o "remates" de libros que se aprecian como una alternativa para que los lectores potenciales se acerquen a las obras literarias sin temor de hacer un gran desembolso monetario, sin embargo, aunque estas iniciativas son loables, consideramos que existen otras alternativas.



Puede parecer que los libros no tienen un alto costo, pero quien piensa eso sólo está tomando en estimación el costo monetario de un libro y no el tiempo que el lector va a invertir en averiguar si el libro que tiene en las manos merece ser leído de cubierta a cubierta o no... UN LIBRO ES ALGO MUY CARO PORQUE IMPLICA COMPROMETER EL TIEMPO DEL LECTOR, una obligación de pasar su tiempo en párrafos ajenos y que, a diferencia de los medios audiovisuales, difícilmente será menor a dos horas.

Nosotros consideramos que la producción editorial debe cambiar su enfoque y reconocer la valía del tiempo del lector sin perder su capacidad de auto-financiarse y es que, independientemente de consideraciones altruistas, la literatura es una empresa cultural que al ser parte de la cultura (por eso de llamarse "empresa cultural"), tiene un contenido económico que se ha de considerar para seguir existiendo.

La primera intención de nuestro proyecto es que el lector no invierta ni su tiempo ni su dinero en un producto que no es lo que pensaba, que le permita dejar de leer en el momento en que quiera si algo no le gustó sin tener que asumir pérdidas de carácter monetario o  disciplinas de milicia orate de esas que empujan "hasta la victoria, la muerte, o la última página".  Queremos que la gente eche un vistazo al universo que proponemos en "Amarás en Guerra"; que conozca a sus personajes, sus paisajes, sus honras, deshonras y cuitas para que decida si quiere o no hacerlo suyo antes de que pueda invertir un centavo o más de quince minutos; queremos que la audiencia sea más que un lector ocasional y esté en posibilidad de decidir si lo que le ofrecemos merece continuar con su participación viva o mejor quedarse en el baúl de buenas intenciones. 

Para lo anterior distribuimos (1000 ejemplares) de la novela en diversas ferias y eventos que nos lo permitieron.  Optamos por repartir ejemplares físicos y no electrónicos porque en primer lugar no queremos circunscribir la lectura únicamente al entorno digital y, en segundo lugar porque queremos darles a nuestros  lectores  algo que puedan tener entre sus manos para recodar nuestro proyecto; algo que nos permita vincularlos más con "Amarás en Guerra" y puedan, si así lo desean, guardar un "momento mori" de un sueño que en eso quedo o bien la rara y primera edición de una obra exitosa (todo depende de su aceptación finalmente).

Puede que muchos de los que lean la novela la encuentren aberrante, pero contamos con que habrá quien la considere merecedora de seguir existiendo  y quiera sumarse a nuestra iniciativa no sólo difundiéndola, sino teniendo plena disposición para ayudarnos a financiar una continuación si cree que el proyecto lo merece (la novela está "diseñada" para permitir al menos una continuación).

Así pues, les pedimos que revisen este blog y si les gusta nos ayuden a difundir el proyecto para que por juego estadístico podamos llegar al máximo número de personas posibles y, más aún, al máximo número de personas posibles que gusten de nuestro proyecto y no lo sepan todavía.

Actualmente estamos tratando de reunir fondos para una edición definitiva en la que incluiremos las sugerencias de nuestros lectores y tantos capítulos como sea necesario para aterrizar todas las cuestiones que pudieran haberse quedado en el tintero.  Lo anterior mediante la venta de una edición impresa y el acopio de donativos a cambio de diversas recompensas.

Esperamos lograr nuestro objetivo: establecer un proyecto literario que dependa única y exclusivamente de la aceptación de su público.

Agradeciendo su atención,

El equipo de "Amarás en Guerra".

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