martes, 11 de febrero de 2014

Introducción a Amarás en Guerra por "El Señor de las Sombras" (en los ojos)




"Estaba leyendo a Cesar Millán, el encantador de perros, en donde el autor explora lo que yo llamaría una realidad alterna a la nuestra; la realidad de los perros, que es un mundo poblado de los colores que puede contener el universo percibido por una nariz hipersensible como la de nuestros hermanos mamíferos, los canes domésticos.

El horizonte de observación es sensiblemente modificado al tomar conciencia de la existencia de una realidad paralela tan tangible y medible al observarla desde el efecto que ésta produce.
La lectura fue interrumpida por mi amigo Loranca a quien conozco desde hace una década ya, quien me mostraba su más reciente creación, la novela que usted tiene en sus manos en este momento.

Me di a la tarea de leerla a regañadientes, pues evito con todas mis fuerzas leer títulos que contengan cualquier variación del verbo del concepto irremediablemente meloso del amor, excepto cuando el autor promete que va a desmembrarlo quirúrgicamente con el bisturí de la ciencia, que irónicamente es uno de mis amores.

Las lecturas anteriores de mi amigo Arturo, o Zona Rosa como lo conocí por muchos años antes de que revelara su verdadero nombre nunca me había decepcionado y ésta no tenía que ser la excepción. Amarás es un sustantivo, una isla en medio de la nada, en un conflicto metafísico y material, tal y como el mismísimo concepto interno y psicológico del otro "amarás".

Pero la pluma de mi amigo - bueno lo conocí en el siglo XX así que corrijo -  las teclas de mi amigo nunca me habían entregado conceptos como princesas, reinos, magos, y bodas… Temas de los cuales constantemente me escabullo igual, teniendo problemas con mi pareja al no disfrutar de series de televisión como Game Of Thrones, o películas épicas como El señor de los Anillos, y no habiendo leído de Tolkien más que “El Granjero de Ham y otros cuentos” pues la complejidad de personajes, espadas, lugares, nombres de dragones, pócimas, idiomas y lenguas y cuanto artilugio se inventa el autor para poder hilar su película me causan una ansiedad que finalmente es aplastada por el aburrimiento y la falta de atención.

Vi que la novela iba por éste tema, sin embargo la hermosa definición de personajes hizo que en mi caso, quiera seguir la historia, eligiendo un personaje a quien amar (en mi caso La Hiena) y odiar a todos los demás, y esperando ansiosamente que murieran para poder seguir los libros de César Millán que ladraban en mi Kindle.

La grata sorpresa de Amarás en Guerra, es que te envía a uno de esos mundos paralelos similares a los colores que huele el perro, y por un momento de desconecta la necesidad de explicar lógicamente fenómenos como la magia, el vuelo, y el viaje submarino, y te hace simplemente disfrutarlos y ansiosamente esperar en qué momento esa realidad del color de los olores se cruza con la realidad de nuestras pantallas, del revisar qué ocurre en Twitter y en Facebook, de dónde está el mundo conocido desde esta Isla que lleva el nombre de esa retorcida y necesaria maña humana.

No me encontré ni un sólo perro en Amarás en Guerra, pero la disfruté y espero que usted también lo haga. "

"El Señor de las Sombras", alias Pablo Pérez, es un comediante de Stand Up que radica y opera en Costa Rica.  También tiene un programa  radio llamado "La Paja Nocturna" y hace presentaciones por todo el país.

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